La Reforma de la iglesia

Criterios históricos y teológicos
Editorial
Año de publicación
2019
Páginas
144
Encuadernación
Tapa Blanda
La sensación de que la Iglesia debe renovarse es una constante a lo largo de su historia, pues en su vida concreta no reproduce de manera exacta el ideal evangélico y tampoco está en total sintonía con el mundo en el que vive. Nadie puede negar que el concilio Vaticano II ha promovido un resurgimiento espiritual, un impulso misionero, el diálogo con el mundo contemporáneo, el ecumenismo, la transformación de las instituciones para promover la vida laical y la participación de todos. Pero siguen muy presentes algunos graves problemas internos, la tibia vida de fe de muchos cristianos y la provocación de una cultura ya postcristiana. Sólo desde Dios y con el deseo de convertirse y acercarse a Él es posible una renovación auténtica y eficaz. La aportación de la Iglesia al mundo se sitúa en este orden teológico y espiritual....Leer más
La sensación de que la Iglesia debe renovarse es una constante a lo largo de su historia, pues en su vida concreta no reproduce de manera exacta el ideal evangélico y tampoco está en total sintonía con el mundo en el que vive. Nadie puede negar que el concilio Vaticano II ha promovido un resurgimiento espiritual, un impulso misionero, el diálogo con el mundo contemporáneo, el ecumenismo, la transformación de las instituciones para promover la vida laical y la participación de todos. Pero siguen muy presentes algunos graves problemas internos, la tibia vida de fe de muchos cristianos y la provocación de una cultura ya postcristiana. Sólo desde Dios y con el deseo de convertirse y acercarse a Él es posible una renovación auténtica y eficaz. La aportación de la Iglesia al mundo se sitúa en este orden teológico y espiritual. Este principio teológico, base de la verdadera reforma, ha de completarse con la apertura a los anhelos y sufrimientos del mundo, el discernimiento del sentido de comunidad y la integración de la tradición, auténtica objetividad teológica alentada por el Espíritu Santo. Leer menos
Clasificación
Todos > Religión > Cristianismo
Título
La Reforma de la iglesia
ISBN
9788430120499
$370.00
Nacido en Sedán en 1904, dominico, llegó a ser uno de los principales expertos del concilio Vaticano II. Su obra teológica, que se cuenta entre las más señaladas del siglo xx, está dedicada a la eclesiología y el ecumenismo. En 1994, un año antes de su muerte, fue elevado a la dignidad de cardenal. La agitada vida de Congar estuvo marcada, desde muy temprano, por sucesivos exilios a la vez que por su vocación ecuménica....Leer más
Nacido en Sedán en 1904, dominico, llegó a ser uno de los principales expertos del concilio Vaticano II. Su obra teológica, que se cuenta entre las más señaladas del siglo xx, está dedicada a la eclesiología y el ecumenismo. En 1994, un año antes de su muerte, fue elevado a la dignidad de cardenal. La agitada vida de Congar estuvo marcada, desde muy temprano, por sucesivos exilios a la vez que por su vocación ecuménica. Ingresa en el seminario de los carmelitas (Instituto Católico de París) en 1921. En 1925 entra en el noviciado dominico de Amiens, donde profesa un año después. Cursa estudios en Le Saulchoir, escuela en la que, a partir de 1932, enseña eclesiología. Ordenado sacerdote en 1930, su tesis de lectorado en teología, al año siguiente, versará sobre La unidad de la Iglesia. Entre la publicación de Cristianos desunidos en 1937, año en que comienza a dirigir la colección Unam Sanctam, y la de Verdadera y falsa Reforma en la Iglesia (1950), el teólogo dominico se convertirá en Francia, junto con M.-D. Chenu, J. Daniélou y H. de Lubac, «en la encarnación [...] de una 'nueva teología'» que busca «volver a las fuentes del cristianismo y al diálogo con las grandes corrientes del pensamiento contemporáneo». En febrero de 1954, Congar es apartado de la enseñanza y enviado a Jerusalén; pasará después, en 1956, una estancia en. Cambridge. En 1960 es nombrado consultor de la comisión teológica preparatoria del concilio Vaticano II, en el que participará como experto entre 1962 y 1965, y donde redactará su Diario del concilio. Leer menos

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