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Herder... son libros | 210 años de libros Herder 1801-2011
1ª Parte: El fundador Bartholomäeus Herder
Este año la editorial Herder y la familia Herder, ya en su sexta generación, celebran el 210 aniversario de la fundación del sello editorial Herder. Nacida en Alemania, la editorial se expande en su larga historia con casas en los Estados Unidos, Japón, América Latina, España, Italia, Austria y Suiza. Hoy en día siguen trabajando las sucursales en Barcelona, Nueva York, Roma, Bogotá y, desde hace casi diez años, en la ciudad de México.
El fundador era Bartholomäeus Herder (1774-1839), quien nació en Rottweil, en el sur de Alemania. Después de sus estudios en el prestigioso internado del monasterio de Sankt Blasien, su amor por los libros se convirtió en vocación. En 1797, Bartholomäeus declara a su familia que quiere ser un “librero erudito e influir en la vida con buenos textos por medio del comercio de libros”. Después de numerosas dificultades con la burocracia, salen los primeros productos de su imprenta entre 1798 y 1799. Formalmente, el obispo de Rottweil confirmó el 27 de noviembre de 1801 a Bartholomäeus como librero e impresor de la corte episcopal, fecha que marca la fundación de la casa Herder como editorial de pleno derecho.
Después de la fundación definitiva de la editorial en 1801, este negocio continuó hasta 1829 como “Librería escolar Herder” y fue la primera de las diversas filiales que Herder fue abriendo ya en su época inicial (Sigmaringen 1808-1816, Konstanz 1810-1814, París 1833-1840).
Como consecuencia de la secularización promovida por Napoleón, el obispado de Konstanz, al cual perteneció Rottweil, fue disuelto, con lo cual a Bartholomäeus le fue quitada su base laboral y tuvo que buscarse un nuevo centro de vida cultural para poder mantener su empresa. En la ciudad de Friburgo, con su importante universidad, obtuvo en 1808 el permiso de instalarse como “librero académico”, con lo que se creó la sede definitiva de la editorial Herder. El contacto con la universidad significó una importante ampliación del programa, en el que se potenció la publicación de obras de pedagogía en el espíritu de Pestalozzi, de historia secular y eclesiástica, de lexicografía y cartografía.
En 1815, Bartholomäeus fue nombrado por el príncipe Metternich como director de la Imperial y Real Imprenta de Guerra y participó en la última etapa de las guerras de liberación contra Napoleón. Con la máquina móvil de imprimir tirada por cuatro caballos y en compañía de cuatro oficiales tipógrafos e impresores, llegó en 1815 a París, donde asistió a la rendición de la ciudad el 7 de julio. En la capital francesa se interesó, sobre todo, por los procedimientos más modernos de la impresión de imágenes en litografía y por las muy avanzadas técnicas cartográficas francesas. Las estampaciones artísticas se convirtieron en una de las grandes especialidades de la editorial en esta época. También se publicó una obra monumental en diez volúmenes: Historia General desde los inicios de los conocimientos históricos hasta nuestros tiempos para los amigos críticos de la historia, por Carl von Rotteck; dicha obra viviría numerosas ediciones.
2a parte: Benjamin Herder (1818-1888)
A la muerte de Bartholomäus en 1839, su hijo Benjamin se encontró en medio de un panorama político tenso y revuelto. Después del Congreso de Viena de 1815, había ido creciendo el malestar social y político en todas partes. En las décadas de 1830 y 1840, las aspiraciones de la unificación alemana bajo la hegemonía de Prusia provocaron una politización del catolicismo como reacción a las pretensiones estatales de someter la Iglesia al Estado. La revolución de 1848 empeoró aún más la situación. A partir de la década de 1850 a 1860 se desencadenó una violenta lucha, conocida como Kulturkampf (guerra de las culturas).
Los encarcelamientos de los obispos de Colonia en 1837 y del obispo de Friburgo en 1854 provocaron furiosas reacciones populares. Benjamin Herder tomó la decisión de deshacerse del espíritu del tiempo y quería recuperar del catolicismo la autoconciencia. Esto no era un gesto romántico reaccionario, sino una exigencia de coherencia. En colaboración con importantes teólogos, la editorial Herder publicó una amplia gama de sólidas obras de investigación teológica, de historia de la Iglesia y estudios sobre autores clásicos del cristianismo. Esta recuperación de la herencia católica salvó a la editorial del fracaso económico también gracias a muchas obras editadas en latín, las cuales encontraron una difusión internacional y comenzaron contactos comerciales con el extranjero.
Bajo la dirección de Benjamin Herder comenzaron a publicarse las primeras traducciones al alemán de textos españoles. Ya en 1862 se publicó un primer libro. En los siguientes años se publicaron obras de Calderón de la Barca, Jaime Balmes y otros autores. El primer libro impreso en español salió en 1887.
Hermann Herder (1864-1937)
Bajo la dirección de Hermann, único hijo de Benjamin, la editorial experimentó un importante crecimiento que se plasmó en la construcción de la nueva sede en Friburgo (1912) y en la creación de numerosas representaciones en Alemania y en el extranjero (Roma, Barcelona, 1925). Se intensificó la relación con el mundo hispano por cada vez más libros en español. En 1896, Hermann Herder viajó a Nueva York, San Luis y México. En 1908 realizó un viaje en automóvil a España.
La hija de Hermann Herder, Elisabeth (1900), contrajo matrimonio en 1925 con Theophil Dorneich (1898-1987), hijo de Philipp Dorneich, socio y gerente de Herder hasta 1943. La joven pareja pasó sus primeros años en Roma, donde nació en 1926 el hijo mayor, Hermann Herder-Dorneich. Después de 1933, la editorial atravesó momentos difíciles bajo el régimen nazi, que fue nada favorable a la orientación de sus publicaciones. Al menos 50 obras fueron prohibidas y esto contribuyó a ponerla en desventaja cuando comenzó a racionarse el papel con el inicio de la guerra.
Hermann Herder murió en 1937 y Theophil Herder-Dorneich pasó toda la guerra como oficial. Después de la guerra, Theophil Herder asumió plenamente la dirección, reconstruyendo todas las instalaciones de la editorial que fueron destruidas por las bombas. Se retiró en 1963, dejando la editorial en manos de su hijo Hermann Herder.
Él dirigió la editorial hasta 1998, año en el que cambiaron a la sociedad de fondo y crearon nuevas exigencias para la editorial. Hermann Herder dejó la responsabilidad de sus empresas a sus hijos Gwendolin (Estados Unidos), Raimund (España, Italia y Colombia) y Manuel (Alemania).
3ªParte: Barcelona y Latinoamérica
En 1925, la histórica editorial alemana Herder decidió fundar una central comercial en Barcelona, que rápidamente se convirtió en un centro cultural español-alemán de referencia. A pesar de los años difíciles de la Guerra Civil, la empresa logró sortear las dificultades, y su librería se consolidó como la base de la relación comercial con América Latina, donde se abrieron sucursales en Buenos Aires (1951), Santiago de Chile y Sao Paulo (1952) y Bogotá (1953). La Editorial Herder en Barcelona se fundó oficialmente en 1943, un año después de que los talleres gráficos en Friburgo, encargados hasta entonces de la producción de libros en español, fueran destruidos por las bombas de la guerra.
Durante los años 50, se enviaron desde Europa jóvenes libreros alemanes formados en la casa principal de Friburgo, que desde sus inicios tuvieron el mérito especial de cuidar la formación de sus aprendices. Herder Barcelona se convirtió en una de las editoriales más importantes en el ámbito de las humanidades, la pedagogía y la lexicografía. Fue conocida por editar la Enciclopedia Universal Herder, además de obras destacadas en filosofía y diccionarios.
A partir de 1960, la editorial modernizó su enfoque, desarrollando colecciones de filosofía, psicología y sociología que en gran medida se convirtieron en lectura obligada en la universidad. También consolidó su especialización en el ámbito de los idiomas, lo que resultó en una notable colección de diccionarios, gramáticas y cursos de chino, árabe, japonés y ruso, además de italiano, francés e inglés. Publicó también el Diccionario Alemán-Español de Slaby-Grossman e Illig, y obras de referencia como el Diccionario de construcción y régimen de la lengua española en ocho volúmenes, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias en 1999.
En el año 2002, Jan Cornelius Schulz, entonces gerente de Herder en Barcelona, viajó a México para establecer una nueva editorial Herder en el país. Aunque el proyecto prometía un buen crecimiento, las circunstancias económicas —especialmente la fuerte alza de la moneda europea— complicaron los planes. Durante siete años, la pequeña empresa creció lentamente, publicando 54 títulos en México hasta ahora, manteniendo las antiguas tradiciones de Bartholomäus Herder.
En marzo de este año, siguiendo un camino de crecimiento constante y orgánico, la editorial se mudó a un nuevo local en la Colonia Roma-Sur, donde abrió una nueva librería especializada en humanidades y ciencias sociales.