El jugador

Editorial
Año de publicación
2015
Páginas
200
Alto
24 cm
Ancho
17 cm
Encuadernación
Tapa Dura
El jugador es un sombrío cuadro de las compulsiones y adicciones humanas, en especial de dos grandes impulsos: la pasión amorosa y los juegos de azar. Alexéi Ivánovich, un joven de carácter inestable que vive entre la euforia y la desesperación, trabaja como tutor para un general ruso y su hijastra, que esperan con ansia la muerte de su anciana tía para heredar una gran fortuna. Una convulsa relación amorosa entre Alexéi y Polina —la hijastra del general—, y la visita de la tía, que descubre los planes del general y decide jugarse su dinero en el casino en lugar de dejárselo en herencia a su sobrino, hacen saltar por los aires este mundo de complicado equilibrio. Enmarcada en las salas de juego de la ficticia ciudad alemana de Ruletemburgo, El jugador fue escrita en menos de un mes, como consecuencia de una desesperada apuesta de Dostoievski con su editor, producto de su necesidad de pagar las deudas de juego que lo acosaban....Leer más
El jugador es un sombrío cuadro de las compulsiones y adicciones humanas, en especial de dos grandes impulsos: la pasión amorosa y los juegos de azar. Alexéi Ivánovich, un joven de carácter inestable que vive entre la euforia y la desesperación, trabaja como tutor para un general ruso y su hijastra, que esperan con ansia la muerte de su anciana tía para heredar una gran fortuna. Una convulsa relación amorosa entre Alexéi y Polina —la hijastra del general—, y la visita de la tía, que descubre los planes del general y decide jugarse su dinero en el casino en lugar de dejárselo en herencia a su sobrino, hacen saltar por los aires este mundo de complicado equilibrio. Enmarcada en las salas de juego de la ficticia ciudad alemana de Ruletemburgo, El jugador fue escrita en menos de un mes, como consecuencia de una desesperada apuesta de Dostoievski con su editor, producto de su necesidad de pagar las deudas de juego que lo acosaban. Las personalísimas ilustraciones de Raquel Fernández (Efealcuadrado), acentúan el ambiente hipócrita y hostil de la novela, donde pululan los holgazanes y las miserias de la alta sociedad en las mesas de ruleta y de juegos de azar, y retratan las vidas desesperanzadas y los estados de ánimo llevados al límite. Leer menos
Clasificación
Todos > Literatura > Literatura General
Título
El jugador
ISBN
9788416358083
$310.25 -15%
$365.00
El pensamiento no oficial o heterodoxo, casi nunca encuentra en Rusia otro camino de expresión que no sea el de la literatura....Leer más
El pensamiento no oficial o heterodoxo, casi nunca encuentra en Rusia otro camino de expresión que no sea el de la literatura. Sólo en el ámbito de la ficción se tolera la expresión de unas ideas y unos sentimientos no fiscalizados por el poder, ya sea éste político o eclesiástico. Desde este punto de vista se puede interpretar la obra de Dostoyevski, un escritor que, a través de sus obras, intenta dar respuesta a sus interrogantes espirituales y religiosos, metafísicos y éticos, psicológicos y sociales. Así pues, si aceptamos la idea de que el pensamiento ruso es, como dice George Steiner, fundamentalmente religioso, la obra de Dostoyevski se puede leer como un intento de expresar este pensamiento en términos propios, literarios, es decir encarnados en argumentos, personajes, sueños y, sobre todo, diálogos. De forma que, dejando de lado los hilos propiamente formales del tejido literario dostoyevskiano, al margen de la prodigiosa capacidad de arrastrar al lector en pos de las aventuras anímicas y pasionales de sus personajes, en lo que se refiere al mensaje del autor –primer objetivo de éste–, se puede decir que la obra de Dostoyevski es la expresión de una constante reflexión filosófica en torno a la libertad. Pero quizás lo más sorprendente de este autor es que ha creado una obra que, siguiendo su camino ideológico consistente en la secularización de un pensamiento religioso, llega, paradójicamente al mismo punto de partida, a la ortodoxia cristiana, a una idea cristiana según la cual el hombre encuentra sentido a su existencia en la verdad revelada, es decir en el mensaje inmutable de Dios interpretado por la Iglesia. Si, por ejemplo, Noches blancas (1848), una de sus primeras novelas, se puede leer como una exaltación apasionada de la bondad humana, Los hermanos Karamázov (1880), la última obra de Dostoyevski, nos viene a descubrir que todos somos culpables, o, en cualquier caso, que todos somos responsables tanto de nuestros actos como los de los demás. La reflexión sobre la libertad humana, fundamento de nuestro ser, nos lleva –siempre desde la perspectiva de Dostoyevski– a la necesidad de aceptar libremente la ley divina, el mandato de la fe, el catecismo de la verdad, o, lo que es lo mismo, a negarnos libremente a ser libres. Nacido en Moscú en 1821, hijo de un médico, Fiódor Dostoyevski se sintió pronto poseído por una poderosa vocación literaria. Su profundo sentimiento religioso lo llevó a interesarse por los «humillados y ofendidos» y por las reformas sociales, actitud que le valió largos años de condena y la deportación a Siberia. En estos años se produce un giro radical en su visión del hombre y del mundo. Vuelto a San Petersburgo en 1860 reinicia su carrera literaria, actividad en la que, a pesar de las dolencias y de las dificultades, prosiguió hasta el final de su vida, en 1881. La obra de Dostoyevski puede dividirse, como su ideario, en dos grandes períodos, separados por la condena. El primero, de aprendizaje y penetrado de un socialismo cristiano, con obras como Pobres gentes (1846) o Noches blancas (1848), y el segundo, con sus grandes novelas Crimen y castigo (1866), El idiota (1868), Los demonios (1872), Los hermanos Karamázov (1880) y el colosal Diario de un escritor, en el que el escritor se nos muestra en toda su grandeza y profundidad psicológica, así como en su contradictorio y rico talante profético Leer menos

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