Diálogos

Rousseau juez de Jean-Jacques
Editorial
Páginas
480
Alto
21 cm
Ancho
14 cm
Encuadernación
Rústica
Rousseau, desde 1772 y hasta finales de 1775, en el mayor secreto, compone estos kafkianos diálogos, escritos sin continuidad, “durante cortos periodos”, porque le era imposible, según él mismo dice, mantener la tensión. (Raymond Trousson, Rousseau). Escritos entre 1772 y 1776, y publicados póstumamente, estos Diálogos, una de las últimas obras que escribiera Jean-Jacques Rousseau, constituyen un complemento a la vez que una prolongación de sus Confesiones. Textos delirantes a primera vista en los que un Rousseau, aquejado desde hacía tiempo de manía persecutoria, emprende la imposible tarea de justificarse a sí mismo ante el mundo y defenderse de todas las injustas acusaciones y complots imaginarios que en su alucinada lucidez veía urdirse a su alrededor. Rousseau, el hombre, se erige entonces en juez de Jean-Jacques, el filósofo, autor de algunas de las obras (Emilio, La nueva Eloísa, El contrato social) más influyentes de su siglo y más estudiadas por la posteridad....Leer más
Rousseau, desde 1772 y hasta finales de 1775, en el mayor secreto, compone estos kafkianos diálogos, escritos sin continuidad, “durante cortos periodos”, porque le era imposible, según él mismo dice, mantener la tensión. (Raymond Trousson, Rousseau). Escritos entre 1772 y 1776, y publicados póstumamente, estos Diálogos, una de las últimas obras que escribiera Jean-Jacques Rousseau, constituyen un complemento a la vez que una prolongación de sus Confesiones. Textos delirantes a primera vista en los que un Rousseau, aquejado desde hacía tiempo de manía persecutoria, emprende la imposible tarea de justificarse a sí mismo ante el mundo y defenderse de todas las injustas acusaciones y complots imaginarios que en su alucinada lucidez veía urdirse a su alrededor. Rousseau, el hombre, se erige entonces en juez de Jean-Jacques, el filósofo, autor de algunas de las obras (Emilio, La nueva Eloísa, El contrato social) más influyentes de su siglo y más estudiadas por la posteridad. Y Rousseau, el filósofo y el hombre, se dirige esperanzado a esa posteridad, consciente, y resignado a la vez, de que sus contemporáneos ya lo han condenado sin previo juicio. Su finalidad y su ambición no son otras que demostrar la unidad entre el hombre y su obra, la unidad entre Jean-Jacques y Rousseau, y luchar contra la indiferencia y la incomprensión del público que envenenaba los últimos años de su vida. En su introducción a su edición de la obra, Michel Foucault subraya en estos Diálogos, especie de autoconfesiones, la importancia del lenguaje para imponerse al silencio. Una escritura vertical, que contrasta con todos sus textos anteriores, y “un sujeto disociado, superpuesto a sí mismo, fragmentado”, hace de estos Diálogos, traducidos por vez primera al castellano, una obra única en el género autobiográfico. “Los Diálogos, texto autobiográfico, tienen en el fondo la estructura de los grandes textos teóricos: se trata, en un único movimiento del pensamiento, de fundar la inexistencia, y de justificar la existencia.” (Michel Foucault). Leer menos
Clasificación
Todos > Filosofía > Filosofía General
Título
Diálogos
ISBN
9788415894971
$1,005.00 -25%
$1,340.00
Nacido en Ginebra, autodidacta de formación, músico de efímero éxito, su nombre saltará a la fama literaria cuando en 1750 la Academia de Dijon premie su provocativo Discurso sobre las artes y las ciencias....Leer más
Nacido en Ginebra, autodidacta de formación, músico de efímero éxito, su nombre saltará a la fama literaria cuando en 1750 la Academia de Dijon premie su provocativo Discurso sobre las artes y las ciencias. Inicialmente colaborador de la Enciclopedia y amigo de sus principales promotores, se irá distanciando de ellos a través de la elaboración de una gran trilogía que figura entre lo más influyente de todo el Siglo de las Luces francés: La nueva Eloísa (1760), Del contrato social (1762) y Emilio (1762). Después de su muerte se publicarán sus amplios escritos autobiográficos: Confesiones, Diálogos y Ensoñaciones del paseante solitario. La Revolución francesa lo convertirá en uno de sus iconos intelectuales y el reconocimiento culminará con el traslado de sus restos al Panteón en 1794. Desde entonces, su influencia ha sido constante, aunque de signo muy diverso. Emilio es el libro que Rousseau proyectó como el núcleo central de su pensamiento, bajo la insólita forma literaria de una novela pedagógica. En el libro IV de esta obra el autor insertó el texto de la Profesión de fe del vicario saboyano, un escrito que parece tener una historia propia y en el que se recogen las convicciones básicas de Rousseau respecto a la religión y a los fundamentos de la moral. Se trata de uno de los temas más rigurosamente elaborados de la obra de su autor, y fue la causa inmediata de las condenas del libro, primero en París y Ginebra, y después en gran parte de Europa, convirtiendo a Rousseau en un prófugo de la justicia errante por diversos lugares. Leer menos

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